Juan de Dios García ha sido presidente de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha los últimos ocho años. Acaba de cesar, y yo desde esta tribuna jurídica, meando una vez más fuera del tiesto, quiero dedicarle estas líneas por amistad y agradecimiento a partes iguales.
No merece menos quien por voluntad propia modificó los estatutos de la federación para limitar su mandato a ocho años, y eso, en estos tiempos de maleantes, rufianes, trepas y gentes sinvergüenzas varias, es para mí un mucho. Quizá demasiado. Se va como llegó, excepto en el pelo, que se le ha puesto blanco.
Le conocí en 2007 nada más aterrizar en una Federación Española de Caza aún prestigiosa, aún poderosa, aún con recursos. Él era Delegado Provincial de Albacete —un veterano federativo— yo el novato secretario general de una entidad con cerca 400.000 afiliados sin par en el mundillo cinegético. Juande ha sido siempre una de las personas más activas en la formación del cazador moderno, impulsando la organización de cursos para cazadores, llenando siempre, y procurando la instrucción del colectivo. Así fue en tiempos de la Escuela Española de Caza, otra gran iniciativa roída por las ratas en el pozo ciego de la Albufera. Otra genialidad desastillada en los últimos tres años y medio de guerra incivil federativa, lógica por otro lado, tras la perpretación en 2012 de un proceso electoral declarado nulo por la Audiencia Nacional. En el pecado está la penitencia. Desjarretada la Escuela Española de Caza, afixiada a manos de sus captores, desde nuestra federación regional, como presidente, ha seguido empujando muy activamente la formación de cazadores, la organización de jornadas, conferencias, especialmente con los cursos de control de predadores y de adiestramiento de perros.
Ligero de lápiz, o de gatillo fácil con la máquina de escribir, ha defendido siempre la caza (la de los federados y los no federados) y todos los cazadores castellanos manchegos tienen algo que agradecer a su mandato. Los de teba y los de alpargata. Ser presidente de una Federación hoy no es ni un juego de niños, ni una pera dulce. Tampoco una ocupación para holgazanes ni para chamarileros. Han sido muchas las horas de trabajo que dese la Federación y en beneficio de todos los cazadores de la región se han invertido en los últimos años: nueva Ley de Caza, bienestar animal, rehalas, daños a la agricultura, continuos ataques a las órdenes de vedas a manos del ecologismo radical y ramplón, son sólo una muestra de los temas que han requerido un tiempo que tan generosamente le prestado a Pilar, la sencillez y la bondad hecha mujer.
Manchego hasta la cepa, especialmente en el humor, podrá dedicarse ahora a escribir los artículos divertidos, ocurrentes, gráficos y no pocas veces cachondos que publicaba en la malograda Caza Castilla-La Mancha.
Juande de Rodayork, es un hombre hijo de su tierra. Porque el manchego es como Sancho, hombre sencillo como una amapola, terco (si lo prefieren, constante), refranero y enemigo de las aguas turbias. Y es también como nuestro Alonso Quijano el bueno: soñador, desfacedor de agravios y, por supuesto, gran madrugador y amigo de la caza. GRACIAS.